La complejidad del mundo en que vivimos, donde día a día son más los catastróficos eventos naturales y más las personas que se ven obligadas a huir de las guerras, y más los desplazados por distintas causas; así como los afectados por innumerables enfermedades, hacen que también, cada vez sea mayor el número de personas que requieran asistencia y protección y ello nos obliga a tener mas presente el propósito de nuestra Federación Internacional cual es
“inspirar, estimular, facilitar y promover continuamente y bajo todas sus formas la acción humanitaria de las Sociedades Nacionales, con miras a prevenir y aliviar el sufrimiento humano, y aportar así su contribución al mantenimiento y a la promoción de la dignidad humana y la paz en el mundo.”
(Artículo 4 Estatutos de la Federación)
El enunciado anterior nos compromete a ser capaces de asistir a las comunidades que más lo necesitan, tanto en tiempos de paz como de guerra; en tiempos de desastres o crisis. Es por esta razón, que necesitamos sociedades nacionales fuertes, que sean independientes y autosuficientes en el mundo entero, con relaciones influyentes a nivel gubernamental y corporativo, capaces de ayudar a garantizar el bienestar y fortalezcan los medios de vida que ayuden a reducir la pobreza.